El protagonista cree que su abuela es un hada. No es invisible, pero siempre le cuesta encontrarla. Al igual que las hadas, odia la sal, el ruido y tiene los ojos verdes tirando a marrones. Él no puede decírselo a su familia, pero lo piensa en secreto. Hasta que un día encuentra en el desván la prueba definitiva: un par de alas de hada de la talla de su abuela.
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